BALLESTEROS TRANSATLÁNTICO
Por Iván Wielikosielec
“Al fondo de mi pueblo está el mar”, me digo una vez más al ver esa vieja foto.
Fue tomada en la esquina del Salón Parroquial cuando era la antigua iglesia. Esa imagen debe tener, por lo menos, cien años. Y testimonia una celebración en la avenida; acaso una fiesta de los inmigrantes ya que veo, o creo ver, una bandera española y otra italiana al costado de la nuestra. Y no sé si los nenes y nenas están “disfrazados” con la vestimenta de esos países, o si era la ropa con la que muchos acababan de llegar de Europa a un pueblo del nuevo mundo.
Casi no hay autoridades en el acto o están detrás, con sus sombreros, bigotes y medallas. Pero tuvieron la delicadeza de poner por delante a los chicos.
"Al fondo de mi pueblo, está el mar”, me vuelvo a decir. Porque los galpones del ferrocarril trazan un suave horizonte gris al final de la avenida; y porque un poste de la luz entre los árboles pone un mástil en cruz contra la nave de la iglesia; como si todo ese contingente acabara de bajar de un transatlántico.
Lo cierto es que al ver aquella foto, he vuelto a viajar con la imaginación hasta un Ballesteros marítimo.
Cuando era chico, me pasaba las tardes en el Pozanjón con las piernas colgando sobre el agua. Era el único puente en un pueblo sin río; sólo construido para el paso del tren. Pero a fuerza de mover las piernas y mirar el agua, me imaginaba que iba en barco en medio del océano. Y acaso todo el pueblo se lo imaginó también. Porque dijeron que el Pozanjón era un “ojo de mar”; es decir, una sucursal del Atlántico.
Y es por eso que ya no me parece descabellado pensar que un día , todos esos chicos se bajaron en la playa del ferrocarril junto a todas las leyendas. Que tocaron tierra firme, se sacaron una foto y cuando saludaron para volver, descubrieron que en vez de un puerto había una estación y en vez de un trasatlántico, había un tren.
Entonces se desvanecieron como un sueño en otro sueño o agua en el agua hasta volverse imagen borrosa; instantánea fugaz en una playa del olvido.
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