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miércoles, 1 de septiembre de 2021

Oscar Lorenzo Bauk " Cachi" - Nota Rony Vargas - Año 2000 - Autotrasplante de corazón

 


29 de Septiembre de 2000  - Nota:  Rony Vargas

Oscar Bauk, es el responsable de la realización del autotrasplante de corazón en nuestra ciudad.

Nació en Ballesteros, provincia de Córdoba, el 30 de junio de 1949.

Es hincha de Talleres y habla en perfecto cordobés básico.

Hijo de inmigrantes austríacos, debió trabajar desde los 9 años porque sus padres perdieron el campo que tenían.

Fue contratado como tornero en una fábrica de implementos agrícolas, donde remachaba los dientes de las rastras que se usaban para labrar la tierra en el cultivo del maní.

También supo coser bolsas en épocas de cosecha de trigo y sorgo.

Cuando le preguntaban qué quería ser cuando fuera grande, respondía "médico".

Alcanzar su sueño no le resultó fácil.

Debía viajar todas las semanas hasta Córdoba para comenzar sus estudios en la Universidad Nacional. Como no tenía dinero para el pasaje, le hacía dedo a los camioneros, que lo trasladaron durante muchos años hasta que se compró una moto.

Los libros de Medicina se los regaló un hermano de su padre, pero a los pocos días se los robaron.

A pesar de todo, siguió remando.

Convencido de que el que no llora no mama, el estudiante golpeo la puerta de la casa del rector universitario para pedirle una beca que le permitiera cursar su carrera. Y la consiguió.

Finalmente, en 1976 se recibio de médico.

Después se perfeccionó en Buenos Aires, Brasil y Francia. En París realizó 77 trasplantes y fabricó el estabilizador cardíaco que sirve para hacer el by pass coronario sin detener el corazón.

Todo esto nos permite conocer a este ilustre desconocido que trabaja en silencio y con gran esfuerzo.

Se llama Oscar Bauk y es el Jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital Italiano de Córdoba.

Y es el responsable de la buena noticia de la semana: realizó con éxito un autotrasplante de corazón en nuestra ciudad, que no tiene precedentes en el mundo.

La cirujía consistió en sacar el corazón del cuerpo de la paciente, repararlo y volverlo a implantar en su lugar.

Mientras el médico le "hacía chapa y pintura", el órgano estuvo parado durante 212 minutos. En ese lapso, la mujer vivió como Pinocho, con un corazón de fantasía.

Hoy, Martha Galiano de Abrate fue dada de alta y se reencontró con su marido, el verdadero dueño del corazón.

El doctor no es un ídolo ni un héroe.

Es uno de nosotros, que con su trabajo nos dió una lección y un ejemplo de profesionalismo.

Y una demostración de que en Córdoba existen la infraestructura y los médicos idóneos para brindar servicios de alta especialización como en los países del primer mundo.

En esta sociedad acostumbrada a zafar de cada una de las circunstancias, Oscar Bauk es un culto al esfuerzo.



NOTA DIARIO LA NACION - 26 De Septiembre de 2000

CORDOBA.- "¿Cómo está usted, doctor?" Martha Laura Galiano de Abrate sorprendió con su pregunta a Oscar Bauk. El cirujano había ido a la sala de terapia intensiva a comprobar la evolución de la paciente a la que apenas unas horas antes le habían practicado un autotrasplante de corazón. La operación tiene muy pocos antecedentes en el mundo y ninguno en el país.

 La noche anterior Galiano había estado más de tres horas y media sin su corazón: durante ese tiempo el órgano fue reparado fuera de su cuerpo de las graves deficiencias que padecía y que no daban a la mujer muchas probabilidades de vida.

 Al día siguiente, bien temprano, la paciente ya estaba desayunando. Así lo confió a La Nación ayer por la tarde uno de sus hijos, Daniel Abrate.

 El Hospital Italiano de esta capital fue el escenario donde se practicó esta cirugía de alta complejidad. La señora, de 59 años, había sido derivada por los médicos Mario Steigerwald y Jorge Righetti, que la atendían en la ciudad donde reside, Hernando, a 160 kilómetros de Córdoba.

 Bauk, jefe del equipo de Trasplantes Cardíacos y de Cirugía Cardíaca, explicó que Galiano sufría insuficiencia cardíaca terminal a causa de una valvulopatía mitral y aórtica muy severa, dilatación de la aurícula izquierda y arritmia auricular crónica.

 El deterioro había llegado a un punto en que se tornó "refractario" a los tratamientos médicos. En estos casos, hasta ahora lo común era pensar en un trasplante de corazón. Claro que la intervención no resulta todavía tan sencilla debido a la escasez de donantes y órganos disponibles, como también por el proceso que requiere.

 Por eso se planteó la alternativa del autotrasplante y fue propuesta a la familia la semana última. Daniel narró ese momento: "Se nos explicó cómo era la operación. Mi mamá al principio estaba temerosa, como es lógico, pero luego aceptó. Cuando ya estuvo decidida, en ningún momento se le cruzó por la cabeza que no iba a salir bien; tiene mucha fe en Dios y mucha confianza en el equipo".

 Paso a paso

Martha fue llevada al quirófano el viernes por la tarde. Primero se le practicó una esternotomía, esto es, se le abrió el esternón hasta llegar al corazón para que éste quedara expuesto. Luego se inició el operativo de conexión a una bomba de circulación extracorpórea o corazón artificial.

 El paso siguiente fue la ablación del corazón para trabajar en él con una "cirugía de banco", en una mesa contigua a la que sostenía a la paciente asistida por el corazón artificial. Allí, el equipo practicó el reemplazo de la válvula mitral por otra de carbono pirolítico (el material más duro y liviano que se ha logrado), reparó la válvula aórtica y remodeló la aurícula izquierda, una vez y media más grande de lo normal.

 Durante toda esta delicada faena, el corazón estaba también conectado a la bomba extracorpórea. Por último, los especialistas revirtieron el ritmo anómalo que tenía la aurícula (arritmia) mediante un procedimiento llamado "cirugía de Cox", consistente en una serie de cortes laberínticos en la cavidad auricular.

 Luego se reimplantó el órgano, instancia que "no difiere mucho del trasplante convencional", apuntó Bauk. La diferencia estribaba en que era el propio órgano de la paciente, que había sido extraído y retornaba a su cavidad natural; esa circunstancia impuso un trabajo de otra complejidad.

 De inmediato se comenzó a restablecer el funcionamiento del corazón. Se trataba del momento crucial, porque "ese instante es blanco o negro, no hay grises, late o no late", graficó el cirujano.

 El corazón de Martha latió. Después de eso, sólo restaba ir desconectando la bomba artificial que la mantuvo viva durante tres horas y media, finalizar la cirugía y derivar a la mujer a la sala de terapia intensiva, donde unas pocas horas más tarde saludó al cirujano con el tono más natural del mundo.

 Bauk indicó que no se tiene antecedente de un autotrasplante en la Argentina y que en el mundo sólo cuentan como registrado uno practicado en Houston, según una comprobación que hicieron por Internet.

 

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