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martes, 8 de noviembre de 2016

Ballesteros celebró su 150º aniversario

Ballesteros celebró su 150º aniversario

Ballesteros celebró sus 150 años y el Municipio expresó su satisfacción de haber culminado un mes colmado de festejos y agasajos para el pueblo, según expresiones del Intendente Orlando Brusa, conmovido por todo lo vivido el pasado domingo 30 de octubre.
El atardecer del domingo reunió en la intersección de Avenida Congresales de Tucumán y Lafourcade a vecinos e instituciones que integran esta comunidad.
En primer lugar se desarrolló el acto protocolar, que contó con la presencia de autoridades en representación del Gobierno Nacional, tal el caso del Legislador Darío Capitani; del Gobierno de la Provincia de Córdoba, Legislador Departamental Dardo Iturria; el Segundo Jefe de la Unidad Regional Departamental Unión, Comisario Inspector Marcelo Alejandro Marín; intendentes amigos, miembros del Concejo Deliberante Municipal, Tribunal de Cuentas y referentes de las instituciones locales. En el transcurso del acto, el Legislador Departamental Dardo Iturria anunció la entrega de aportes por un monto superior a $1.000.000, en el marco del Acuerdo Federal con el Gobierno de la Provincia y para obras de infraestructura, además la ampliación del Programa Vida Digna mediante la entrega de 13 nuevas ayudas sociales complementarias destinadas a quienes más lo necesiten y la plena puesta en marcha del Programa Aurora, con la construcción de la nueva aula para el Jardín de Infantes General San Martín. El Municipio agradece los aportes recibidos en el día del cumpleaños de Ballesteros.
Por su parte, el Legislador Darío Capitani, en nombre del Gobierno de la Nación y fruto de las gestiones realizadas con anterioridad, brindó el anuncio más esperado, la posibilidad de construir 35 nuevas viviendas a través del Programa Federal "Techo Digno", además de la entrega de insumos para mejorar las tareas administrativas y la atención al ciudadano por un monto superior a los $93.000, además de la posibilidad de adquirir herramientas destinadas al mantenimiento de espacios verdes, a través del Programa de Desarrollo Local por un monto total de $590.341.
Posteriormente, se realizó el desfile institucional, con la finalidad de saludar a Ballesteros en su cumpleaños.
El cierre de la jornada tuvo danza a cargo del Ballet y la Academia Ballesteros, luego en Sociedad Italiana artistas de la talla de Herencia de Sueños de esta localidad, Román Ramonda, el humor de Marcelo el Coto y Arrasa como Topadora, colocaron el broche de oro.

Valiosos reconocimientos

En el marco de los festejos por los 150 años de la localidad, el Intendente Orlando Brusa junto a su equipo de trabajo, decidió homenajear a ex intendentes de Ballesteros por haber asumido el compromiso de conducir los destinos de la comunidad y haber hecho historia junto a ella, los ex inten-dentes reconocidos por esta gestión son Aldo Straini, quien recibió una placa recordatoria, lo mismo hicieron los hijos de Ludovico Juan Anastasia, Gabriel y Paola, quienes recibieron la placa en su nombre, mientras que los doctores Mario Bauk y Juan Sánchez estuvieron ausentes, aunque se hizo mención a su paso por el Municipio. A la hora de repasar la historia del pueblo, se reconoció el trabajo de Domingo Ingrassia, quien dio continuidad al libro "Historia de Ballesteros", iniciado por el Poeta y Escritor José "Pepe" Cacciavillani. Por último, por llevar adelante la hermosa tarea de comunicar, de poner la voz, el cuerpo, la experiencia y por sobre todas las cosas el amor y pasión por lo que hace, el locutor Ramón Heredia recibió un sentido homenaje, y fue el Municipio quien reconoció la dedicación y respeto con el cual ha transitado estos casi sesenta años de carrera. Fue este un momento muy emotivo acompañado por los aplausos y el reconocimiento del público presente.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Ballesteros - 150 Años ¨Un siglo y medio a orillas del Pozanjón ¨


Un siglo y medio a orillas del Pozanjón

Notas

Ballesteros cumplió 150 años


Fundado en octubre de 1866 con su estacón de ferrocarril, Ballesteros acaba de cumplir 150 años. Hermano menor de “Ballesteros Sud” por donde pasaba el río y el Camino Real, el pueblo estuvo signado por el tren y el halo misterioso de su laguna.
Escribe: Iván Wielikosielek
Los pueblos de la llanura suelen dividirse en dos; los que vieron la luz a la vera del Camino Real y los nacidos al costado de de las vías. Los primeros son los más antiguos, con tradición criolla o india. Los segundos son “modernos y progresistas”. Sin embargo, ninguna de estas dos categorías se ajusta exactamente a Ballesteros. Y es que, si bien el pueblo surgió por la estaciónde trenesa una legua de “La esquina de Balesteros” (actual Ballesteros Sud) en sus dominios “ya había gente”, al decir de los vecinos ¿La razón? Su misteriosa laguna. Aquel pequeño oasis llamado “El Pozanjón”, debió ser un remanso alucinante en medio de la pampa para los ranqueles; un fabuloso estanque donde abrevar sus caballos, conseguir pesca y dormir a sus orillas. Acaso también haya sido un punto de encuentro de distintas tribus antes de la llegada del hombre blanco. Y por eso es que los ingenieros ingleses decidieron tomar el lago como referencia; y a escasos 200 metros levantaron la estación. Pero lo que no conocían los ingleses eran las rarísimas propiedades de la laguna; es decir, sus maravillosas e inexplicables crecidas. Por eso intentaron taparla al poco tiempo con vagonadas de piedra sin conseguirlo; el lecho barroso absorbió la descarga hasta hacer desaparecer todo vestigio de cascote. Poco tiempo después, escucharon la leyenda del “ojo de mar”. Los antiguos pobladores decían que la laguna era un espejo de agua conectado directamente con el océano. Sólo así se explicaba la salitre de su fondo, su caudal que nunca se seca.
En 1880, el fotógrafo inglés radicado en Córdoba Jorge Briscoe Pilcher, tomó la primera instantánea del pueblo. Allí se ve la incipiente estación, el tanque cuadrado del agua y los obreros construyendo las vías. Y a la izquierda del tanque blanco, la cinta plateada del Pozanjón, como un espejo donde se refleja alguna forma de eternidad.
De las fotos en sepia a los tiempos de globalización 
Ballesteros fue el primer pueblo del país en donde se sembró alfalfa. Fue a fines del siglo XIX. Y a principios del XX, atraídos por las virtudes de sus tierras, llegaron los primeros inmigrantes. Italianos y españoles. Árabes y judíos. Rusos y polacos. Los primeros trabajaron en el campo, los segundos pusieron tiendas y los terceros trabajaron rudamente en el riel. En los años ´30 y bajo la intendencia del doctor Juan Bautista Lafourcade, el pueblo experimentó su primer salto de calidad: con sus canteros con estatuas y sus palmeras en los bulevares, con las veredas emparejadas y la bomba del regador, con la piedra fundamental de la nueva iglesia y el Pozanjón reluciente como un lago suizo, Ballesteros se parecía a una pequeña sucursal de Europa. Pero tras el golpe del ´55 llegó la pobreza a un pueblo que nunca se caracterizó por tener vecinos ricos ni hacendados, donde toda la industria eran sus fábricas de cadenas y los mayores empleadores el ferrocarril y el municipio. El desempleo y el éxodo duraron hasta fines de los ´90, pero la sojización del tercer milenio trajo prosperidad y trabajadores rurales de otras provincias. Incluso una pequeña comunidad de bolivianos que se radicó a cortar ladrillos. La globalización había llegado al pueblo. Sin embargo, la mejoría económica de algunos fue directamente proporcional a la pobreza de muchos; una ecuación que se ha mantenido en el país a lo largo de los últimos 60 años.
Hoy, el pueblo del poeta José “Pepe” Cacciavilani y del folclorista Mario Nicosía, el pueblo del cantor Rubén Juárez y del piloto Oscar Cabalén, el pueblo del cirujano Oscar “Cachi” Bauk y del futbolista Javier “Perro” Arbarello goza de buena salud. Se ha extendido hacia todos los puntos cardinales y pide (acaso en pocas décadas) convertirse en ciudad. Mientras tanto al sur, a sólo 200 metros de la estación, la vieja laguna sigue intacta; con su espejo de agua marrón o plateada según el tiempo de lluvias, espejando los cielos que pasan y a su vez parecen eternos.

Iván Wielikosielek