Cuando Sport- 9 de Julio era el clásico de Ballesteros
Crónica del partido que dividía a las familias
Fueron los clubes pioneros del pueblo en los albores del Siglo XX; pero a fines de los años 30 se fueron extinguiendo y decidieron fusionarse en Hipólito Yrigoyen, que disputó la Liga Villamariense del 41 al 44. En 1945, de las cenizas de Yrigoyen nacía la Asociación Biblioteca y Gimnasia y, ese mismo año, el Club Atlético y Biblioteca Talleres. El nuevo “derby” ballesterense se empezaba a jugar con otros nombres y otros colores. Pero los viejos futboleros aún se acuerdan de Sport y 9 de Julio, de los míticos enfrentamientos en la canchita del Polvorín en torneos que siempre los tenía como finalistas
Kihel volcó sus conocimientos de la historia del fútbol de Ballesteros para saber un poco más del viejo clásico
Escribe: Iván Wielikosielek
Escribe: Iván Wielikosielek
Una borrosa tarde de la memoria (que si me esfuerzo por enfocar seguramente corresponde al año 1981) mi abuelo me habló de Sport y de 9 de Julio. Debe haber sido a causa de mi “fanatismo” por aquel Talleres que ese año perdía la liga en Posse. Y si enfoco más todavía, debe haber sido un domingo en que íbamos en su Siam Di Tella modelo 65 a Cintra, a ver un partido contra Luro. Entonces mi abuelo me habló con el mismo cariño conque los egipcios le dijeron a los griegos “¿se creen que la cultura empezó con ustedes? ¿no saben que hace ocho mil años hubo otra civilización resplandeciente cuyo continente se hundió en un día? ¿o es que nunca oyeron hablar de la Atlántida?”. Por cierto que en ese entonces yo no había leído a Platón y creía que el fútbol había empezado con los goles de Kempes, la fundación de San Lorenzo de Almagro y aquel Talleres del “Gringo” Marusich y el “Tigre” Barrionuevo. (“Tiro y Gimnasia” no existía para mí, y era, según mi opinión de aquellos tiempos, “un club de timberos”). Pero mi abuelo, que era libanés de nacimiento y que acaso sin saberlo repetía aquel diálogo platónico entre un viejo asiático y un novato occidental, me dijo: “Hace muchos años, el clásico del pueblo era otro. Lo jugaban 9 de Julio y Sport. No Talleres contra Gimnasia ¿Nunca sentiste hablar de 9 de Julio y Sport?”. Y tras una breve sonrisa me confesó haber jugado “algunos partidos para Sport.
Una vez incluso hice un gol en el clásico -prosiguió- Yo era wing derecho y esa tarde había un viento bárbaro. Quise tirar el centro pero el viento la metió y con ese gol ganamos uno a cero”. Yo no me podía imaginar a mi abuelo Augusto Cura, que era rengo y corto de vista, jugando al fútbol. Mucho menos desbordando el lateral y tirando un centro. Así que, para cambiar de tema, le pregunté cómo era la camiseta de Sport. “Toda blanca”, me contestó. Y yo le dije “si hoy jugaran contra Talleres se comen cinco”, que dicho sea de paso fue la cantidad de goles que la “T” le hizo a Luro aquella tarde. Fue la única vez que hablé con el viejo del “clásico atlante” de Ballesteros. Y hoy me arrepiento de no haberle preguntado más. No sólo porque hoy casi nadie se acuerda de esos dos equipos, sino porque al heredar las viejas fotos familiares di con una de los años 30 que al principio no entendí. Allí, mi abuelo, un “veinteañero” de saco y corbata posaba junto a un plantel desconocido para mí. El equipo en cuestión gastaba camiseta mangas largas a bastones negros y blancos (o acaso azules y blancos) y era sin dudas anterior al team de Talleres, que usaba la misma ropa. A los pocos días y tras hablar con varios “sabios del pueblo”, entendí que la foto retrataba a 9 de Julio de fines de los años 30; y que el viejo desde alguna dimensión del espacio y del tiempo, me estaba invitando a seguir conversando con él.
Crónica del partido que dividía a las familias
Con sus 91 años, Elías Nasser es un referente ineludible del Club Tiro y Gimnasia, al cual presidió durante años. Y es, sobre todo, uno de los grandes “libros abiertos” de la historia ballesterense. Al igual que mi abuelo (de quien era primo hermano) también nació en el Líbano; y de este modo cuenta su arribo a estas pampas. “Llegué a Ballesteros con 2 años en 1926, y por ese tiempo Sport y 9 de Julio ya existían. La cancha de 9 de Julio estaba al fondo de esta misma calle (la Roque Sáenz Peña) en un terreno del Polvorín; y el equipo tenía camiseta azul y blanca como la de Talleres. De los colores de Sport no me acuerdo, pero sí te puedo decir que la cancha estaba en el actual Estadio Municipal donde hoy juega Talleres. Eran muy bravos los clásicos entre 9 de Julio y Sport”.
Y Julio Kiehl, expresidente de Talleres de Ballesteros y exdirigente de la Asociación Cordobesa de Fútbol, le da la razón a Nasser. “Había familias enteras que se dividían cuando se jugaba el clásico. Dicen que tres veces no pudieron terminar el partido por incidentes y que tuvo que venir la montada de Bell Ville”. Y a la hora de hacer un retrato de época, Kiehl señala: “En esos tiempos no había liga y sólo se jugaban campeonatos entre los pueblos. Venían cuadros de Morrison, Idiazábal, Ballesteros Sur, Cárcano, Alto Alegre y alguno de Villa María. Pero siempre llegaban a la final Sport y 9 de Julio”.
A la hora de citar jugadores históricos, Kiehl menciona como estrellas del Sport “a los Mirgone, el “Gato Flaco” Argüello, don Aureliano Salgado, el “Cleto” Oliva, los hermanos Moré y el arquero Miranda”. Los íconos de 9 de Julio, según el exdirigente, eran “los hermanos Alemano y “El Marica” Quiñónez, que muchos dicen fue el mejor jugador de la historia de Ballesteros”. Y al final, casi con un dejo de tristeza (la de quien sabe de qué se trata el esplendor y el ocaso de un club) Kiehl agrega: “Con el tiempo dejaron de hacer fútbol los dos hasta que un día se fusionaron en el “Combinado Yeyé”. Ahí jugaba algunos de la vieja guardia como “El Marica” pero también los de la nueva camada, como el “Mundo” Rodríguez. Incluso había un cinco que era de Tigre, pariente de doña “Mecha” Alonso, el “Gringo” Alonso; que cada vez que venía de Buenos Aires jugaba para el combinado. Pero el “Yeye” duró poco y ahí nomás nació Yrigoyen. Y todo lo que era de 9 de Julio incluida la cancha pasó al nuevo club, que llegó a jugar en la Liga Villamariense”.
Leyendo el fabuloso libro de Leo Ambrosino “La Centenaria LVF y sus campeones”, corroboró lo dicho por Kiehl: Yrigoyen jugó 4 torneos entre 1941 y 1944. Y si bien sus actuaciones no fueron brillantes, tampoco figuró entre los últimos; lo que era un mérito entre “los gigantes” de la Villa. Al respecto, Elías Nasser tiene una anécdota. “Por esa época yo iba a la Escuela del Trabajo y lo iba a ver a Yrigoyen a la cancha de Unión Central. Yrigoyen tenía una camiseta roja con una banda blanca. Pero también lo seguía a Unión de Ballesteros Sud, que tenía un equipazo. Cuando entraba a la cancha, las tribunas de la Placita temblaban. Imaginate lo que eran todos esos gringos grandotes saltando en los tablones…”
Julio Kiehl también le dedica un paréntesis al fabuloso Unión de Ballesteros Sud que ganó tres ligas villamarienses (´38, ´39 y ´43) y me recita aquel once titular como la fila de guerreros de una “Ilíada” perdida en algún lugar del Lejano Sudeste: “Chacón al arco; el “Mula” Caballero de dos y el “Boni” Díaz de tres. Al medio el “Rubio´e la Mendioca” de cuatro, el “Nene” Muñoz que era Ballesteros, de cinco, y su hermano el “Pantera” Muñoz de seis, también de acá. Adelante de siete el Víctor López de Ballesteros, el Dante Vittone de ocho, el “Yiye” Vittone de nueve, Zurita de diez y el “Pancita” López de once, que era de Morrison. Fijate que tres de los mejores jugadores de Ballesteros estaban ahí…”.
Y al escuchar esta última frase, me explico mejor la decadencia de 9 de Julio y Sport. Y algo parecido sucederá al poco tiempo con Yrigoyen, que en 1945 pasará a llamarse “Club Tiro y Gimnasia” rebautizado años después como “Asociación Biblioteca y Gimnasia”. El 19 de abril de ese mismo año, ya se había fundado el Club Atlético y Biblioteca Talleres. Y ambos jugarían el clásico del pueblo por los siglos de los siglos.
Sport modelo 34
Cuando creía que Yrigoyen había sido el único equipo de Ballesteros en participar de una Liga Villamariense, un inesperado hallazgo viene en mi auxilio. Lo encuentro, como no podía ser de otra manera, en el libro de Ambrosino. En la página dedicada al año ´34 y entre los equipos del primer campeonato que pretendió ser “regional”, aparece el “Sport Atlético de Ballesteros”. La lista se completa con Unión de Morrison, Sarmiento y Leones (de Leones), Argentino, Bell y River (de Bell Ville), Newells Old Boys de Marcos Juárez y los cuatro gigantes de Villa María: Sarmiento, Unión Central, Argentinos y Central Argentino. Lo llamo por teléfono a Ambrosino para que me cuente lo que pasó en el ´34.
“Pasó que el presidente de la Liga era Jorge Hillar, y quiso reestructurar el fútbol. Con la flamante profesionalización en Buenos Aires, hicieron la prueba piloto de una Liga Profesional Regional que se expandiera hasta los pueblos vecinos. Pero sólo duró ese año. Yo no me acuerdo de esos equipos de Ballesteros que me decís vos, pero en la Biblioteca Rivadavia está El Heraldo y El Deber, los diarios de Villa María del ´34. Y ahí podés averiguar algo de tu Sport querido. Pero no te hagás muchas ilusiones. Y menos conque San Lorenzo va a ganar otra vez la Copa Libertadores”. Y el expresidente de la LVF, hincha declarado de Colón de Arroyo Cabral y el “Rojo” de Avellaneda, me despide con un abrazo desde Carlos Paz, donde se repone de un susto cardíaco.
Una vez en la Biblioteca Rivadavia y tras recorrer los tres tomos del ´34 (tesoros encuadernados en cuerina bordó) le doy la razón a Leo: no hay mención alguna del Sport. Pero en una segunda pasada encuentro un recuadrito maravilloso. Es de El Deber, del jueves 24 de mayo. El título dice “Unión Central juega en Ballesteros enfrentando a Sport”. Y acto seguido, el periódico presenta la alineación del aurinegro. Nada se dice del elenco ballesterense ni se volverá a decir nunca; porque la colección del diario se retoma 4 días después, el 28 de mayo, ya como El Heraldo. Al comprobar más adelante que esa competencia era por eliminación, ya puedo imaginar el resultado. Más sabiendo que al torneo lo ganaría Unión Central en un cuadrangular final solo entre villamarienses y de manera invicta. En esos tiempos (apunto) se jugaba el Mundial de Italia, Hitler tenía un ascenso imparable en Alemania, Antonio Sobral era miembro del Congreso representando a Villa María y el Graff Zeppelin pasaba por Buenos Aires. Pero de Sport, nada más que una línea y luego silencio absoluto en los amarillentos papeles del olvido.
Benjamín Cacciavillani y el origen religioso de 9 de Julio
Cuando creí que ya no tendría a quién más consultar, se me ocurre visitar a mi amiga la poeta ballesterense Alicia Gordanino. Mi idea es pedirle prestada la “Historia de Ballesteros” del mítico “Pepe” Cacciavillani. Alicia me trae la reliquia, pero tras recorrer áridas hojas mecanografiadas de esa primera versión de 1980, sólo recojo este párrafo: “Esta década (la del 20) es de construcciones y fundaciones. Se fundan los clubs Sport y 9 de Julio. Nombres de todas las condiciones sociales hacen las glorias del fútbol local: los Moré, “Marica” Quiñónez, “Pantera” Muñoz, Paternoster, Oliva…”
Ante tan escueta información, Alicia me dice “quizás mi tío te sepa decir algo más”. Y sin mediar palabras llama por teléfono a Córdoba. Del otro lado me espera Benjamín Cacciavillani, hermano de “Pepe”. A los 82 años, el “Tío Benja” me trae a la memoria la voz de su hermano que escuché por última vez en los días en que hablaba con mi abuelo en el Siam Di Tella, apenas tres años antes de la prematura muerte de “Pepe” en 1984. Y Benjamín me aporta datos por demás significativos. “9 de Julio tenía la camiseta a rayas como la de Racing, pero era negra y blanca. Había jugadores de todas las clases sociales, como Dante y Félix Moré que eran comerciantes, pero también hombreadores de bolsas como el “Marica” Quiñónez y el “Lencho” González. Fue José Amicarelli quien trajo el fútbol a Ballesteros. Tenía pasión por el deporte; a tal punto que su bisnieta fue Magdalena Aicega, excapitana de Las Leonas. Amicarelli era militar y fue condiscípulo de Perón. Y fue José junto al padre Alfonso María Buteler, párroco entre 1920 y 1923, quienes fundaron el club 9 de Julio. Después Buteler fue llamado para rector del seminario de Córdoba y dejó Ballesteros”.
La charla prosigue y Benjamín me confirma datos ya tomados a Kiehl, Nasser y Ambrosino. Al colgar, siento que no sólo he recuperado la voz de “Pepe” sino también la de mi abuelo. Y vuelve a mí aquella borrosa tarde en que el viejo me decía: “Hace muchos años, el clásico del pueblo era otro. Lo jugaban 9 de Julio y Sport. No Talleres y Gimnasia ¿Nunca sentiste hablar de 9 de Julio y Sport?” Y comprendo que esta nota apenas ha sido un intento de responderle. Pero lo cierto es que no hice otra cosa que multiplicar las dudas. Pero me siento infinitamente feliz, porque mientras me siga preguntando por ese partido del pasado, seguiré charlando con mi abuelo camino a Cintra, en esa borrosa tarde que aún no ha terminado y donde la camiseta del Sport será blanca para siempre.
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