Escribe: Jesús Chirino
Es legendaria la fama del Pibe Cabeza y su banda que, tal como publicamos la semana pasada, también actuaron en la zona. A la Policía de Villa María le tocó en suerte recibir la denuncia de Alberto Salas que, luego de ser secuestrado cerca de Jesús María y de ser liberado en las inmediaciones de la estación Cárcano, reconoció que su captor era el mismísimo Rogelio Gordillo más conocido como el Pibe Cabeza. Salas hizo saber que la banda viajaba con tres secuestrados más, la señorita Angélica Medina, el canillita Ubaldino González y Santiago Pilar Contreras, cabo de la Policía provincial.
La mujer y el niño fueron liberados en la provincia de Buenos Aires y dado que los delincuentes les habían dejado dinero, pudieron trasladarse hasta Capital Federal. Cuando allí los interrogó la Policía, Medina sostuvo que al cabo Contreras lo habían dejado cerca de Ballesteros. Se sospechaba lo peor, pero no había manera de confirmarlo hasta que se diera con el miembro de la Policía de Córdoba.
Cerca de Ballesteros
Fue el martes 26 de enero de 1937 cuando se dio a conocer la triste noticia. En la portada del Heraldo, vespertino local, mediante un titular que cubría el ancho de toda la portada se dio a conocer la triste noticia de la muerte de Contreras. La letra de molde dice “Mataron al cabo”. Así se concretaba el peor error de la banda del Pibe Cabeza, desde aquel momento las policías no ahorrarían esfuerzos para capturar a todos los integrantes. Ese crimen erosionaría la simpatía que despertaba la banda en ciertos sectores sociales, a partir de allí se les haría difícil escabullírseles a los uniformados.
Según el mencionado diario, Santiago Contreras había sido muerto de cinco balazos. Luego de un rastreo con dos perros de la Policía se lo encontró en un maizal, colindante a la ruta 9, ubicado a una legua de la localidad de Ballesteros, rumbo a Cárcano. El lugar donde el uniformado dio su último suspiro formaba parte de la Estancia La Emilia.
Apenas conocida la noticia desde la jefatura policial local se organizó una comitiva, integrada por el jefe de investigaciones Roberto Allende y los auxiliares policiales Domínguez, Ordóñez y Castro, que partió hacia el lugar del descubrimiento.
Al cuerpo de Contreras, aún con su uniforme, lo encontraron en el suelo, volcado sobre su costado derecho. Los villamarienses pudieron verlo en la foto publicada por la prensa local el día miércoles 27 de ese trágico enero. En una gran área el maizal estaba pisoteado, dato del cual podía inferirse que en ese lugar se había desarrollado una pelea.
Velatorio en Villa María y Córdoba
Luego de la inspección del lugar por parte de las autoridades se colocó el cuerpo en un ataúd para posteriormente cargarlo en el camión que lo llevó hasta Ballesteros. En esa localidad se lo subió a una ambulancia, transportándoselo hasta la Comisaría de Villa María. En la jefatura política se decidió velar el cuerpo. Entonces se armó una capilla ardiente en la cual se le rindió honor al policía caído. El empresario Arturo Manelli tuvo el gesto de ofrecer, de manera gratuita, todo lo necesario para armar el velatorio.
Cuando el reloj marcó las 13.30, la misma ambulancia que había servido para traer el cadáver desde Ballesteros, inició el transporte de los restos hacia la ciudad de Córdoba. En otro vehículo acompañaba una comitiva policial.
En la capital provincial el velatorio de Contreras se realizó el día 27 en el local policial de la Seccional 8º. A las diez horas de la mañana siguiente fue sepultado en el cementerio San Jerónimo. En ese acto hicieron uso de la palabra diferentes autoridades, como Tristán Paz Casas, jefe de la Policía capitalina.
Allanamiento en Río Segundo
Los operativos policiales se multiplicaron y en nuestra provincia se realizaron varios de ellos. Nuevamente acudimos a la prensa local de la época para señalar que el segundo día del mes de febrero: “Fue copada… la casa donde vive la madre del Pibe Cabeza” ubicada en la localidad de Río Segundo. Si bien se había informado alguna vez que Gregoria Legarda de Gordillo vivía en Jesús María, los medios de prensa afirmaban que en ese momento residía en la localidad ubicada en el trazado de la ruta 9. Es más, los vecinos de la casa de Río Segundo comentaban que días antes del secuestro de Salas un poderoso vehículo había visitado el lugar. Se especuló que el Pibe Cabeza visitó a su madre.
Un día después del allanamiento en Río Segundo, en Capital Federal fue detenido “El Nene Martínez”. La Policía lo encontró junto a tres sujetos más, en una casa de hospedaje en la calle Bolívar 292. La compañía de El Nene logró escapar. La Policía sospechaba que Martínez era el autor material de la muerte del cabo Contreras, luego se sospecharía de Antonio Caprioli, otro compañero de andanza de Gordillo.
El caso del Pibe Cabeza tuvo una importante cobertura por los medios de prensa. En Villa María se registró un caso que nos da idea de la trascendencia que tuvo el tema. Aquí el director del periódico local Reflejos, Américo Pasccusi, editó un folleto de veinte páginas dedicadas exclusivamente al caso. Esa publicación salió a la calle el 4 de febrero.
El sábado 6 de febrero, Heraldo publicó el título “Buscan a la compañera de Pibe Cabeza”. Luego se aclaraba que se habían realizado numerosos allanamientos sin lograr detención alguna. La prensa decía “ninguna novedad se ha registrado en la búsqueda del Pibe Cabeza, autor del atraco al señor Alberto Salas y que continúa prófugo. Diversas brigadas de la división de Investigaciones practicaron, en la madrugada de hoy, numerosos allanamientos con resultados negativo…”.
Velaban recorte de diario
Fue en una tarde de carnaval, más precisamente el martes 9 de febrero, cuando los policías Héctor Fassio, Daniel Russo, Carlos Morales y Carlos Antequera encontraron al Pibe Cabeza en el barrio de Mataderos. Las balas comenzaron a silbar en la calle. Gordillo parapetado detrás de un árbol que cubría su cuerpo, disparaba con un arma corta en cada mano. La Policía le respondía el fuego hasta que logran herirlo en un brazo y perforarle el corazón de un balazo. La necesidad de ver una amada en la calle Artigas al 5549 hizo que el delincuente dejara de lado los cuidados que solía poner para no ser encontrado por la Policía. Tiempo después de la muerte del Pibe, esa mujer pariría una hija del hombre nacido en la localidad de Colón.
Con el tiempo serían detenidos los miembros de la banda del Pibe Cabeza, algunos de ellos serían trasladados a una cárcel de la ciudad de Córdoba.
Días después del tiroteo en Mataderos Heraldo publicó que: “En circunstancia en que la Policía de la Capital Federal procedía al allanamiento de la finca situada en la calle General Artigas 5549, donde se suponía se hallaban algunos integrantes de la banda que capitaneaba el Pibe Cabeza, se hallaron frente a una escena singular.
En la casa no había nadie, pero en una de las piezas se halló una fotografía del temible delincuente que había sido recortada de un periódico. Junto a la imagen del pistolero muerto, habían sido colocados dos cirios, suponiéndose que este original “velorio” fue dispuesto por algunas mujeres vinculadas a la banda, que quisieron significar en tal forma el dolor que les produjo la trágica desaparición del Pibe Cabezas”.
Fue el martes 26 de enero de 1937 cuando se dio a conocer la triste noticia. En la portada del Heraldo, vespertino local, mediante un titular que cubría el ancho de toda la portada se dio a conocer la triste noticia de la muerte de Contreras. La letra de molde dice “Mataron al cabo”. Así se concretaba el peor error de la banda del Pibe Cabeza, desde aquel momento las policías no ahorrarían esfuerzos para capturar a todos los integrantes. Ese crimen erosionaría la simpatía que despertaba la banda en ciertos sectores sociales, a partir de allí se les haría difícil escabullírseles a los uniformados.
Según el mencionado diario, Santiago Contreras había sido muerto de cinco balazos. Luego de un rastreo con dos perros de la Policía se lo encontró en un maizal, colindante a la ruta 9, ubicado a una legua de la localidad de Ballesteros, rumbo a Cárcano. El lugar donde el uniformado dio su último suspiro formaba parte de la Estancia La Emilia.
Apenas conocida la noticia desde la jefatura policial local se organizó una comitiva, integrada por el jefe de investigaciones Roberto Allende y los auxiliares policiales Domínguez, Ordóñez y Castro, que partió hacia el lugar del descubrimiento.
Al cuerpo de Contreras, aún con su uniforme, lo encontraron en el suelo, volcado sobre su costado derecho. Los villamarienses pudieron verlo en la foto publicada por la prensa local el día miércoles 27 de ese trágico enero. En una gran área el maizal estaba pisoteado, dato del cual podía inferirse que en ese lugar se había desarrollado una pelea.
Velatorio en Villa María y Córdoba
Luego de la inspección del lugar por parte de las autoridades se colocó el cuerpo en un ataúd para posteriormente cargarlo en el camión que lo llevó hasta Ballesteros. En esa localidad se lo subió a una ambulancia, transportándoselo hasta la Comisaría de Villa María. En la jefatura política se decidió velar el cuerpo. Entonces se armó una capilla ardiente en la cual se le rindió honor al policía caído. El empresario Arturo Manelli tuvo el gesto de ofrecer, de manera gratuita, todo lo necesario para armar el velatorio.
Cuando el reloj marcó las 13.30, la misma ambulancia que había servido para traer el cadáver desde Ballesteros, inició el transporte de los restos hacia la ciudad de Córdoba. En otro vehículo acompañaba una comitiva policial.
En la capital provincial el velatorio de Contreras se realizó el día 27 en el local policial de la Seccional 8º. A las diez horas de la mañana siguiente fue sepultado en el cementerio San Jerónimo. En ese acto hicieron uso de la palabra diferentes autoridades, como Tristán Paz Casas, jefe de la Policía capitalina.
Allanamiento en Río Segundo
Los operativos policiales se multiplicaron y en nuestra provincia se realizaron varios de ellos. Nuevamente acudimos a la prensa local de la época para señalar que el segundo día del mes de febrero: “Fue copada… la casa donde vive la madre del Pibe Cabeza” ubicada en la localidad de Río Segundo. Si bien se había informado alguna vez que Gregoria Legarda de Gordillo vivía en Jesús María, los medios de prensa afirmaban que en ese momento residía en la localidad ubicada en el trazado de la ruta 9. Es más, los vecinos de la casa de Río Segundo comentaban que días antes del secuestro de Salas un poderoso vehículo había visitado el lugar. Se especuló que el Pibe Cabeza visitó a su madre.
Un día después del allanamiento en Río Segundo, en Capital Federal fue detenido “El Nene Martínez”. La Policía lo encontró junto a tres sujetos más, en una casa de hospedaje en la calle Bolívar 292. La compañía de El Nene logró escapar. La Policía sospechaba que Martínez era el autor material de la muerte del cabo Contreras, luego se sospecharía de Antonio Caprioli, otro compañero de andanza de Gordillo.
El caso del Pibe Cabeza tuvo una importante cobertura por los medios de prensa. En Villa María se registró un caso que nos da idea de la trascendencia que tuvo el tema. Aquí el director del periódico local Reflejos, Américo Pasccusi, editó un folleto de veinte páginas dedicadas exclusivamente al caso. Esa publicación salió a la calle el 4 de febrero.
El sábado 6 de febrero, Heraldo publicó el título “Buscan a la compañera de Pibe Cabeza”. Luego se aclaraba que se habían realizado numerosos allanamientos sin lograr detención alguna. La prensa decía “ninguna novedad se ha registrado en la búsqueda del Pibe Cabeza, autor del atraco al señor Alberto Salas y que continúa prófugo. Diversas brigadas de la división de Investigaciones practicaron, en la madrugada de hoy, numerosos allanamientos con resultados negativo…”.
Velaban recorte de diario
Fue en una tarde de carnaval, más precisamente el martes 9 de febrero, cuando los policías Héctor Fassio, Daniel Russo, Carlos Morales y Carlos Antequera encontraron al Pibe Cabeza en el barrio de Mataderos. Las balas comenzaron a silbar en la calle. Gordillo parapetado detrás de un árbol que cubría su cuerpo, disparaba con un arma corta en cada mano. La Policía le respondía el fuego hasta que logran herirlo en un brazo y perforarle el corazón de un balazo. La necesidad de ver una amada en la calle Artigas al 5549 hizo que el delincuente dejara de lado los cuidados que solía poner para no ser encontrado por la Policía. Tiempo después de la muerte del Pibe, esa mujer pariría una hija del hombre nacido en la localidad de Colón.
Con el tiempo serían detenidos los miembros de la banda del Pibe Cabeza, algunos de ellos serían trasladados a una cárcel de la ciudad de Córdoba.
Días después del tiroteo en Mataderos Heraldo publicó que: “En circunstancia en que la Policía de la Capital Federal procedía al allanamiento de la finca situada en la calle General Artigas 5549, donde se suponía se hallaban algunos integrantes de la banda que capitaneaba el Pibe Cabeza, se hallaron frente a una escena singular.
En la casa no había nadie, pero en una de las piezas se halló una fotografía del temible delincuente que había sido recortada de un periódico. Junto a la imagen del pistolero muerto, habían sido colocados dos cirios, suponiéndose que este original “velorio” fue dispuesto por algunas mujeres vinculadas a la banda, que quisieron significar en tal forma el dolor que les produjo la trágica desaparición del Pibe Cabezas”.
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